sábado, 27 de junio de 2009

Kill Bill - Nikkiller - Capítulo 2


Existen dos tipos de personas: la gente y la gentuza. La gente debe permanecer unida y aislada para no infectarse de la mediocridad y lo absurdo. Ser superior no debe ser un motivo para esconderse o avergonzarse, sino más bien lo contrario. La superioridad debe demostrarse en cada acto de la vida cotidiana. Mirar por encima del hombro está bien siempre y cuando seas más alto que los demás. Donde unos ven venganza, otros ven justicia. Todo depende de la perspectiva. Pero no todos pueden comprenderlo. Nikki Bell se sentía la peor mierda del peor retrete de Pasadena, California.
Los dilemas parecían no tener solución para Nikki. Jamás tuvo que decidir absolutamente nada en su vida. El camino ya estaba bajo sus pies, sólo tenía que dejarse llevar. Pero había llegado el momento de tomar una decisión y la cabeza de Nikki estaba a punto de estallar en miles de pedazos. ¿Estaría su destino escrito en aquel mugriento post-it amarillo? La puerta de su prisión mental y anímica parecía estar medio abierta.
Todo acto tiene consecuencias. Si huía, sería una huida permanente. Pensar en el castigo que le impondría su padre le ponía los pelos de punta. Si se quedaba, su vida sería un infierno, al menos hasta que cumpliera la mayoría de edad. Así que abrió la puerta de su habitación y caminó hacia la salida sin mirar atrás.
-¿Adónde crees que vas? -sonó una voz severa tras ella.
Nikki se detuvo en seco, dándole la espalda a la hermana Joanne.
-Lejos de aquí -contestó la chica.
-Así que decides abandonar el camino de Dios.
-¿Ve a aquel tipo de allí? -Nikki señaló un crucifijo de madera situado en la pared.- Él fue el primero en abandonar.
-¿Cómo te atreves? -la hermana parecía muy ofendida.
-Cuando las cosas se pusieron feas, se rindió. Y encima se atreven a decir que murió por nosotros. Si era el verdadero hijo de Dios, podría haberlo evitado. Aún quedaban muchas almas por salvar. ¿Y sabe qué es lo peor de todo? Que cargó con su propia cruz. ¿Acaso no es el tipo más idiota de toda la historia de la humanidad?
Una lágrima cayó por la mejilla de la hermana Joanne.
-Yo no pienso cargar con ninguna cruz -prosiguió Nikki.- Ya he pagado por todos los pecados qué he hecho y haré durante el resto de mi vida. Es hora de tomar cartas en el asunto. Adiós, hermana Joanne. Nos vemos en el Infierno.
Nikki giró la cabeza y le guiñó el ojo a la monja, quien no supo cómo reaccionar ante la sarta de blasfemias que salieron de la boca de la joven. Y, en efecto, ese fue el último momento en que Nikki vio a las putas que habían arruinado su vida.
Memorial Park Station. Punto de partida de su liberación. Volvió a comprobar la dirección escrita en el post-it que Elle Driver le dio y compró un billete con los pocos ahorros que tenía guardados bajo el colchón rumbo a Albuquerque, Nuevo México.

1 comentario:

  1. Sé que no ha pasado nada, pero haces que la historia enganche. Utilizas una prosa muy correcta pero enmascarada en un lenguaje popular y descarado. Me gusta mucho.

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