Tres velas han sido encendidas y tres llamas han nacido.
Tres nuevos mundos, tres historias, tres universos que jamás volverán a ser los mismos.
Desde la oscuridad del espejo me deleito observando como molían esas realidades y se ajustan al nuevo patrón que sus autores designan. ¿Cuanto tardarán en consumirse? No lo sé, tampoco me importa. Solo espero que el buen sabor de boca que nos dejen dure por mucho tiempo.
viernes, 5 de junio de 2009
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